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La Mujer y el Río

Había una vez, en un pequeño pueblo en las montañas, una mujer llamada Yumi. Yumi era conocida en todo el pueblo por su serenidad y calma, incluso en las situaciones más difíciles. Pero un día, el tranquilo río que atravesaba el pueblo comenzó a crecer y a rugir, amenazando con inundar todo a su paso.

Los aldeanos, asustados, comenzaron a empacar sus pertenencias y a prepararse para huir. Pero Yumi, en lugar de unirse a ellos, se sentó en la orilla del río y observó el agua furiosa.

"¿Por qué no huyes, Yumi?", le preguntaron los aldeanos. "El río está a punto de desbordarse, ¡es peligroso quedarse!"

Pero Yumi simplemente sonrió y respondió: "No se trata de huir del peligro, sino de enfrentarlo con calma y sabiduría".

Yumi pasó los siguientes días observando el río, estudiando sus patrones y movimientos. Notó que había ciertos momentos en los que el río se calmaba, y otros en los que se volvía más violento. Con esta información, ideó un plan.

En lugar de huir, los aldeanos, guiados por Yumi, comenzaron a construir barreras y canales alrededor del pueblo, utilizando los momentos de calma del río para trabajar. Yumi les enseñó a moverse con el río, no contra él, a usar su fuerza en lugar de luchar contra ella.

Cuando el río finalmente se desbordó, el pueblo estaba preparado. Las barreras y canales que habían construido desviaron el agua alrededor del pueblo, protegiéndolo de la inundación. Los aldeanos, que habían estado tan asustados al principio, se maravillaron de cómo habían logrado superar el peligro sin huir de él.

Desde aquel día, Yumi se convirtió en un símbolo de coraje y sabiduría para el pueblo. Su historia se contó de generación en generación, recordándoles a todos que no se trata de huir de los desafíos, sino de enfrentarlos con calma y determinación, de moverse con el flujo de la vida en lugar de contra él, y de siempre aspirar a ser la mejor versión de uno mismo.